Lección 16: Los Trucos que Juega el Trauma

 

Nuestros cuerpos y cerebros se adaptan al estrés crónico y al trauma. Sin embargo, las adaptaciones pueden ser indeseadas y dañinas.

Las personas que tienen experiencias de estrés traumáticas, ya sea por la acumulación de varios incidentes o uno en específico, pueden tener algunas reacciones en común después del incidente e incluso en el futuro. Para algunos, estas reacciones podrían tardar meses o años en aparecer. 

No hay dos personas que respondan al trauma de la misma manera. Pero, a lo largo de los años, los investigadores han comenzado a notar ciertos patrones comunes y manifestaciones típicas en las personas de diferentes culturas que han experimentado guerra, violencia, desastres naturales, pérdida de seres queridos, tortura y otros dolores.

 

Respuestas únicas, patrones comunes

Si bien no hay dos personas que respondan al trauma de la misma manera, hay manifestaciones que caracterizan la respuesta: 

  • en el cerebro
  • en el cuerpo
  • y en el comportamiento, incluyendo las relaciones íntimas.

Algunos de los síntomas clave que uno puede experimentar después de un trauma incluyen:

 

  • volver a experimentar el evento en la memoria o en visualizaciones (flashbacks)
  • la hipervigilancia a las amenazas percibidas
  • una desconexión de las sensaciones corporales
  • evitar situaciones que te recuerden los eventos
  • creencias, recuerdos y /o pensamientos negativos sobre ti mismo, el mundo y el futuro
  • dificultad con las relaciones y la intimidad.

 

Cuando estas y otras alteraciones posteriores a un trauma son recurrentes, graves y dañinas para la vida diaria, es importante considerar consultar a un profesional médico. La mayoría de los investigadores y profesionales médicos consideran que estas reacciones recurrentes después de un traumatismo son una condición médica específica denominada trastorno de estrés postraumático (TEPT), para el cual existen varios tratamientos.

Pregunta:

¿Han demostrado nuestros personajes algún síntoma común del estrés post-traumático?

¿Cuándo?

Es importante destacar que los síntomas asociados con mayor frecuencia al TEPT no son exclusivos del TEPT. Es decir, os síntomas del trastorno de estrés postraumático también están presentes en muchas otras respuestas al trauma. Como enfatizamos una y otra vez, no hay dos personas que respondan de la misma manera.

El desarrollo de síntomas postraumáticos

No hay dos personas que respondan al mismo incidente estresante de la misma manera. Los genes, las experiencias de la infancia, la estructura familiar y el entorno social difieren de una persona a otra, lo cual resulta en una respuesta distinta.

Incluso dentro de una familia, la gente responderá de manera diferente. Si bien es imposible predecir quién desarrollará reacciones más fuertes o tendrá perturbaciones persistentes después de un incidente traumático, existen factores contextuales importantes que pueden aumentar la probabilidad de desarrollar síntomas psicológicos y físicos. Éstos incluyen:

 

  • el grado en el que una persona estuvo sola o se sintió sola durante, inmediatamente después o en los meses y años posteriores a la experiencia
  • las atribuciones que hace una persona sobre la causa del evento: en otras palabras, si alguien se culpa o no por el incidente o por su comportamiento durante el incidente
  • si una persona se sintió impotente o congelada durante la experiencia.

Una persona que atraviesa un estrés horrible, incluida la violencia directa, podría no desarrollar TEPT o ningún síntoma en absoluto. Como hemos comentado, cada persona tiene una respuesta única y personal al trauma. Cada persona tiene genes distintos, personalidad distinta y entorno social distinto, por lo tanto, sus reacciones, sentimientos y circunstancias variarán también de una persona a otra.

Muchas de estas reacciones postraumáticas pueden tener sentido para ti. De hecho, muchos de estos síntomas son las maneras en que el cerebro y el cuerpo te protegen contra daños mayores. Son estrategias de adaptación después de que ha sucedido algo terrible. Pero nuevamente, no todas las cosas que son adaptadas son beneficiosas, especialmente si persisten por mucho tiempo.

 

La ciencia del trauma y el trastorno de estrés postraumático

Las respuestas al estrés están determinadas por diversos neuroquímicos y hormonas, que incluyen adrenalina, testosterona, cortisol, norepinefrina y otros que se describieron anteriormente. Estos neuroquímicos siempre están presentes en el cerebro para regular la respuesta emocional y, específicamente, para regular cómo respondemos a situaciones de estrés o miedo.

El Trastorno de Estrés Postraumático es una maladaptación de la respuesta normal al estrés, e incluye perturbaciones en los niveles de hormonas específicas. Estas adaptaciones y cambios que ocurren en el sistema de respuesta al estrés pueden conllevar muchos de los síntomas que aparecen en las secuelas del trauma.

El neuroquímico en el que nos centraremos aquí es la norepinefrina. La norepinefrina es la sustancia química que se convierte en adrenalina. Este neuroquímico es una parte esencial del sistema de respuesta al estrés en el cerebro y en todo el cuerpo.

La norepinefrina es la hormona que coordina todo el proceso de respuesta al estrés y al miedo. 

Simplemente, la norepinefrina te ayuda a prestar atención, concentrarte rápidamente y responder a los factores estresantes a corto plazo. 

Es responsable de la activación  y la estimulación en presencia de muchos estímulos en el mundo que te rodea. 

La norepinefrina se encuentra en varias regiones del cerebro y sirve como medio de comunicación entre todas estas partes que juegan un papel específico en las respuestas al estrés y al miedo. La distribución de norepinefrina empieza en el tallo encefálico, que como ya sabemos, inicia las respuesta de estrés y pánico y las funciones fisiológicas básicas, como la respiración, el tragado, la circulación sanguínea y la conciencia.

En la respuesta al estrés, la norepinefrina se propaga a otras regiones del cerebro a través de las sinapsis que describimos anteriormente; por lo tanto, es una hormona comunicante que coordina la comunicación entre las partes del cerebro y del sistema nervioso que nos ayudan a responder al estrés. 

Por ejemplo, la norepinefrina también activa el eje HPA al enviar señales al hipotálamo. La norepinefrina despierta al hipotálamo. La activación del hipotálamo y posteriormente el resto del eje HPA permite la comunicación entre las diferentes partes de la red, como entre el hipotálamo y la amígdala y la glándula pituitaria.

Es importante destacar que la norepinefrina desempeña un papel clave en dos procesos directamente relacionados con el TEPT y otras afecciones que pueden surgir como consecuencia de un trauma: (1) el condicionamiento del miedo y (2) la mejora de la activación  y la vigilancia.

Entrenarte para tener miedo

Cuando te encuentras en una situación estresante y tu respuesta al estrés está activa, la norepinefrina abre canales de entrada de información de la amígdala y otras regiones inferiores del cerebro. Le permite a la información fluir desde y hacia la amígdala.

Cuando hace esto, reduce temporalmente el flujo de información proveniente de la corteza prefrontal. La norepinefrina asegura que estés prestando atención a aprender de la situación estresante mientras suprime la función cortical prefrontal, que puede incluir algunas funciones de memoria, razonamiento, inhibición e interacción social.

En pocas palabras, recordamos las cosas en parte en función de lo aterradoras que eran, lo amenazantes que eran o lo estresantes que eran. En momentos de estrés o trauma, la norepinefrina elevada asegura que recordemos esos momentos y lo que sentimos en el momento. Este proceso se llama condicionamiento del miedo.

Cuando nuestro cerebro asocia instancias o momentos específicos con el estrés y el miedo, tendemos a asociar toda la situación con el miedo, no sólo con los aspectos específicos que fueron estresantes. Debido a que un aspecto de un evento nos asustó, otros aspectos de ese evento también pueden codificarse como temibles.

Es así como incluso meses o años más tarde, un color que viste o un olor que percibiste que estaban presentes en un día traumático o estersante pueden señalarle a tu cerebro que el trauma está volviendo. En la mayoría de los casos se trata de una falsa alarma, pero el cerebro responde a estas falsas alarmas con una forma de sobre-compensación o cuidado extremo, para asegurarse de que esta vez no te tomará desprevenido. 

Pregunta:

¿En qué momento de nuestra historia vemos ejemplo de miedo condicionado?

Igual que la norepinefrina nos ayuda a memorizar situaciones de miedo, nuestra capacidad elevada para recordar y volver a sentir estos recuerdos contribuye a que los experimentemos vívidamente en retrospectiva. Cuando recordatorios ambientales o pensamientos intrusivos activan la respuesta de miedo, tu cuerpo puede que tenga la misma respuesta que tuvo en la situación original.

DE NUESTRAS HISTORIAS 

Esa mañana Mayra saludó a sus sobrinos. Entre todos ya podían hacer el equipo de fútbol con el que de pequeños su padre soñaba formar. Se plantó frente a Cheo, uno de los hijos de Karen.

Unos zapatos Nike blancos. 

Mayra se congeló. Transportada.

La cancha frente a ella se convirtió en pavimento. Zapatos Nike blancos.. Salpicaduras de sangre rojo brillante contra el blanco.

Niebla matutina. Sintió el frío de las 6:30 am. Un escalofrío le recorrió la espalda.

–¿Mayra?–su hermana le dio una palmada en el hombro.

–¿Estás bien?– Mayra parpadeó un par de veces rápidamente, fingiendo una sonrisa.

 Era idéntico a Gerson ¿O estaba exagerando? Siguió con los demás e intentó no pensar en eso.

 

Para las personas que experimentan síntomas de estrés postraumático, los factores detonantes pueden estar presentes a su alrededor. Como tal, pueden estar constantemente alerta, o casi constantemente reviviendo los sentimientos de terror que sintieron por primera vez durante el evento traumático. Esto luego nos lleva a la segunda función de la norepinefrina, que es la hipervigilancia.

Pregunta:

¿Qué personajes han tenido experiencias retrospectivas?

¿En qué manera contribuye la norepinefrina a esta reacción?

Del miedo a la hipervigilancia

Recordemos nuestra discusión previa sobre la hipervigilancia. La hipervigilancia mantiene la energía y atención de tu mente enfocada en los posibles peligros o amenazas aún si no hubiese ninguno. Desde luego, si algo pasó una vez, es posible que vuelva a suceder, por lo que constantemente nos mantiene en alerta.

Esta hipervigilancia recibe ayuda de la norepinefrina, que nos ha preparado para recordar rápidamente y responder al más mínimo estímulo ambiental que asociemos con este miedo o trauma pasado. La vigilancia constante combinada con los fuertes recuerdos del miedo nos hacen susceptibles a recordar el trauma, y por lo tanto, a tener respuestas indeseadas, memorias retrospectivas y sentimientos de estrés y ansiedad.

Como seguramente recuerdas, cuando un individuo está estresado, el sistema nervioso simpático se activa. El SNS está a cargo de responder al estrés instigando la respuesta de huir o pelear. Así empieza el trabajo de acelerar nuestras funciones para responder al estrés,

 incrementando la distribución de norepinefrina, que a su vez abre una vía de comunicación hacia el cerebro. También incrementa el flujo sanguíneo hacia ciertos órganos que son necesarios para una respuesta de lucha o pelea. El cuerpo interviene en esta respuesta para asegurarse de estar listo para cualquier acción necesaria en situaciones peligrosas. 

En esta etapa, la norepinefrina se asocia específicamente con otro neuroquímico, la serotonina (o 5HT). La serotonina juega un papel importante en la regulación del sueño, el apetito, el comportamiento sexual, la agresión y la función motora, y en la reducción de la sensación de dolor. La serotonina activa o desactiva estos diversos sistemas, ayudándonos a regular estos comportamientos de forma saludable. Además, la serotonina abre vías neuronales específicas para transmitir mensajes de un área del cerebro a otra, específicamente la amígdala, el hipocampo, el hipotálamo y la corteza prefrontal.

Cuando un individuo experimenta estrés traumático, los niveles de norepinefrina y serotonina cambian, variando así la comunicación entre distintas partes del cerebro. Estos cambios de serotonina pueden causar dificultades en la regulación de comportamientos como los que mencionamos anteriormente: sueño, apetito, comportamiento sexual y regulación emocional.

A medida que la norepinefrina y la serotonina varían de intensidad, en coordinación con el sistema nervioso, puede que sintamos más miedo y que el cerebro se sienta menos dispuesto a calmar nuestros pensamientos ansiosos. Estos cambios hacen posible el surgimiento de pensamientos intrusivos y memorias no deseadas del episodio traumático. Adicionalmente, facilitan un incremento en nuestra respuesta de sobresalto ante todo lo que nos rodea, así sea un cambio pequeño en nuestro ambiente.

Notemos que la serotonina impacta nuestra impulsividad. Ya que la serotonina regula muchos procesos sociales y emocionales, su alteración nos traerá dificultades controlando nuestras respuestas emocionales, físicas y verbales a determinadas situaciones. 

El trauma y el cerebro físico

Al igual que ocurre con el estrés crónico, el cerebro físico también cambia como resultado del trauma. Las regiones del cerebro que pueden verse afectadas por el trauma son el hipocampo, la amígdala, la corteza del cíngulo anterior, la ínsula y la corteza orbitofrontal — muchas de estas regiones se ven físicamente afectadas y alteradas por el estrés crónico y experimentan el crecimiento o la contracción  de neuronas.

Estas áreas se interconectan para formar un circuito neuronal que afecta la forma en que un individuo se adapta al estrés y al miedo, y recupera su compostura luego de verse expuesto a recordatorios del trauma. 

Como en el caso del estrés crónico, el hipocampo puede encogerse en aquellos que han sufrido un trauma. Un hipocampo reducido hace posible la mala regulación subsecuente del estrés y las respuestas al miedo, y puede afecta nuestra memoria, como describimos anteriormente. El hipocampo posee plasticidad, lo que quiere decir que puede cambiar su forma, tamaño y vías de comunicación rápidamente. Al igual que se encoge, resultando en dificultades para la regulación emocional y de la memoria, también puede retornar a su tamaño y funciones originales con un poco de tiempo. Describiremos este proceso con mayor detalle más adelante.

La amígdala puede cambiar en respuesta a un trauma también, al igual que en condiciones de estrés crónico.

Como se mencionó, la amígdala es una estructura involucrada en el procesamiento emocional y es fundamental para el desarrollo de respuestas al miedo.

Las personas que sufren de estrés crónico o que han vivido experiencias traumáticas a menudo muestran una mayor respuesta de la amígdala a los estímulos de miedo, incluso aquellos que no están asociados al evento traumático. Es decir, el estrés y el trauma hacen que la amígdala sea más sensible a casi todo, sin importar los cambios a su tamaño físico.

Finalmente, el córtex prefrontal medial (CPM) también se ve afectado por el trauma. Anteriormente, mencionamos que varias regiones del córtex prefrontal se ven directamente involucradas en la regulación de nuestra respuesta al estrés, la reactividad emocional y las respuestas de miedo. Básicamente, varias partes del córtex prefrontal tienen como función calmar las reacciones de la amígdala ante el miedo y el estrés.

Los individuos que han sido expuestos a traumas pueden presentar una reducción en la actividad de su CPM cuando están ante recordatorios del trauma u otra situación que ocasione miedo. Por lo tanto, es posible que tengan menos habilidad de controlar la respuesta de la amígdala ante el estrés y el miedo. Dicho de otro modo, tendrán dificultades regulando las respuestas físicas y emocionales cuando estén ante detonantes de estrés y miedo.

 

Retomando nuestra metáfora, para estos individuos el jinete tendrá dificultades comunicándose con su elefante cuando esté angustiado o asustado. 

Pregunta:

¿Dónde, en nuestra historia, podemos observar a nuestros personajes mostrando dificultades para calmarse o regularse después de verse expuestos al trauma o a situaciones de estrés?

Muchos procesos complejos del cerebro deben trabajar de forma coordinada para producir flashbacks, hipervigilancia y respuestas agudas de miedo después de un evento traumático. La intensidad de estas emociones, sensaciones y síntomas puede provocar un estado de estrés continuo, pena, preocupación y ansiedad. Desafortunadamente, estos cambios fisiológicos alteran también nuestra psicología, nuestro yo interno y la forma en la que interactuamos con los demás.