Lección 14: Cuando a Ti te Toca el Estrés

 

Como hemos leído en nuestra historia, la respuesta al estrés afecta todo el cuerpo. El estrés crónico tiene efectos profundos en cómo nos sentimos, cómo pensamos. Crea confusión, preocupación, y la sensación de estar “perdidos”. Como mencionamos, el estrés crónico tiene muchos efectos en el cuerpo pero quizás uno de sus efectos más dañinos sea el psicológico, ya que afecta cómo nos vemos a nosotros mismos y como entendemos al mundo. 

El estrés afecta tu sentido de ti mismo. El estrés puede hacer que sientas desapego o desconexión contigo mismo. Puede atacar el núcleo de quién eres. Cómo te ves a ti mismo, cómo te sientes contigo mismo, cómo te hablas a ti mismo.

Recordemos que sin importar cuánto cambie el cuerpo como resultado del estrés, y sin importar cuánto el estrés afecte tu sentido de identidad, lo importante es que sigues adelante con vida. Parte de tu esencia aún está intacta. Quizás esa esencia pueda estar escondida o herida, pero aún está intacta y puede recuperar su lugar en tu vida.

La historia ilustra cómo el estrés crónico a menudo afecta más que el cuerpo físico. Afecta la mente. Afecta la personalidad y las relaciones. Pero al igual que nuestros personajes consiguieron una manera de seguir adelante, así hacemos todos los individuos. 

Separarse del yo

Como dijimos, el estrés es un aumento de la demanda por parte de varios sistemas: sistemas psicológicos, sistemas físicos y sistemas emocionales. Otra forma de pensar en esto es:

  • Cerebro
  • Cuerpo
  • Comportamiento

El estrés crónico afecta el cerebro, el cuerpo y el comportamiento, y juntos, estos pueden causar cambios profundos en tu sentido de ti mismo. El estrés crónico exige que prestes atención de manera constante y durante un período prolongado de tiempo a las amenazas reales o percibidas, y ajusta todos tus sistemas correspondientemente.  Es como el ingeniero de la torre de control tratando de concentrarse en las muchas amenazas al aeropuerto por períodos prolongados de tiempo. Todos los sistemas están encendidos y enfocados en mantener el aeropuerto a salvo. 

El estrés altera la comunicación dentro del cerebro para enfocar nuestra atención en las posibles amenazas.

El estrés también altera la comunicación entre el cerebro y el cuerpo. El estrés puede hacer que el cerebro envíe constantemente señales al cuerpo para adaptarse a las condiciones de estrés. De manera similar, el cerebro evalúa los mensajes entrantes del cuerpo a través del lente de posibles amenazas. Ya sea por problemas de comunicación con los pulmones, cambios inexplicados de frecuencia cardíaca, interrupciones de sueño, dificultades midiendo el peligro o dificultades identificando otras sensaciones en el cuerpo, sabemos que el estrés crónico afecta negativamente la interocepción y nuestra capacidad de sentirnos en conexión con nuestro cuerpo.

Para resumir el proceso del estrés crónico:

  • El cerebro libera continuamente hormonas del estrés (hiperactivación).
  • La atención se centra constantemente en posibles amenazas (hipervigilancia).
  • Los sistemas corporales funcionan en “estado de estrés” durante períodos prolongados.
  • El cerebro interpreta las entradas internas y externas a través del lente de posibles eventos estresantes.

Básicamente, a medida que aumenta el estrés, varios sistemas operan a lo máximo durante largos períodos de tiempo. Todo tu sistema prioriza la supervivencia por encima de todo. Todos estos cambios ocurren debajo de tu percepción consciente:

  • se concentra en las amenazas
  • tu cuerpo cambia sin tu control
  • ya no puede leer con precisión los signos de tu cuerpo
  • pierdes el control de tu propia reacción

Puedes sentir un cambio hacia un yo orientado a la supervivencia. Puedes sentir una pérdida de control, una sensación de disociación de tu yo físico. 

A este sentimiento de desconexión de tu yo físico o psicológico lo llamamos desapego o disociación. En términos simples, el desapego y la disociación se pueden sentir de muchas maneras diferentes, incluida la interrupción entre:

  • el jinete y el elefante
  • lo que sientes y lo que sabes
  • tus reacciones reales y tus reacciones deseadas
  • tu yo interior y tu yo exterior
  • tu corazón y tu cabeza
  • tu cerebro y tu cuerpo
  • tu estado de ánimo y tu entorno externo

 

En el estrés crónico, tu cuerpo y tu cerebro se están enfocando en mantenerte con vida y no mucho más que eso. Esencialmente, el elefante puede tomar el control de la situación, desplazando al jinete, desplazando tu sentido de control, tu sentido de ti mismo. Ésta es una respuesta normal. Es parte de cómo tu cuerpo se adapta al estrés.

Algunas personas pueden referirse a esto como entrar en modo de supervivencia, ya que el cerebro y el cuerpo se coordinan cada vez más para centrarse exclusivamente en la supervivencia. Como se dijo previamente, el estrés hace que el cerebro abandone algunas funciones deliberativas y superiores; en cambio, orienta sus funciones de coordinación en torno a mantenerte vivo a corto plazo.

 

 

DE NUESTRAS HISTORIAS 

Mayra colgó y se sentó. Se sentó pero se sentía como flotando, suspendida. José había escuchado la conversación y ya se imaginaba de qué iba su preocupación. Le ofreció un vaso de agua para pasar ese trago amargo. 

Todo parecía demasiado para ella y los pensamientos estaban frenéticos en su mente: 

¿Qué vamos a hacer ahora? ¿Mi papá estará bien?, Necesito más dinero, José se ha vuelto insoportable, ¿Nos abandonará?, ¿Papá se va a morir?, ¿Estados Unidos es una opción? ¿Y la escuela?, ¿Le podré comprar un zapato a Joseíto? y seguían y seguían… Ella intentó respirar hondo, pero seguía muy agitada. Su ceño fruncido y su mirada distraída hacían evidente que aquel aluvión de pensamientos no eran más que preocupaciones. 

Tomó el vaso de agua como pudo y puso sus manos en la frente, como masajeándola. De repente su mente la transportó al pasado, a cuando tenía 15 años, a una noche en que la frustración e indefensión parecían las mismas de aquel día:

–Hasta que no termines de separar esas semillas no entras a casa — le gritó doña Asunción. Su cuerpo estaba tan delgado en esa época, y tenía la inocencia de quien se había enamorado por primera vez. El castigo que le habían impuesto esa noche era separar las semillas, hacerlo afuera en medio de un viento frío. 

 

Perder tu identidad

En una situación de estrés, mantenernos vivos es más importante que tener una identidad rica y completa. Pensar en nuestros retos es más importante que pensar en el yo interno. 

A medida que el cuerpo se enfoca en la supervivencia, puede que sientas una sensibilidad a la amenaza mucho más elevada que de costumbre, y a esto lo llamamos hipervigilancia. La hipervigilancia y la sensibilidad a la amenaza desconectan aún más tus reacciones de tu sentido de yo interno. 

Cuando tu atención y tu energía se dirigen a las posibles amenazas que te rodean, empiezas a perder el contacto con tu sentido propio. Puede que no tengas estrategias que te permitan reconectar, encontrar tu esencia y aferrarte a ella en momentos de crisis o estrés continuo. Al finalizar este libro te daremos algunas estrategias para esto.

El estrés crónico con frecuencia nos crea la sensación de estar siempre en peligro. Si los eventos en el mundo exterior no vuelve a la normalidad, calma o predictibilidad, nuestra sensación de seguridad puede desvanecerse del todo, incluso nuestra seguridad en nosotros mismos. 

Pregunta: En nuestra historia,

¿Existen momentos en los que los personajes parecen estar escondiéndose de sí mismos?

¿Tienen dificultad para conectarse con su sentido propio?

¿Qué elementos de la disociación son evidentes en la historia?

DE NUESTRAS HISTORIAS 

Ella estaba cansada. Se sentía como si estuviera enferma. No había dormido bien desde que recibió la llamada sobre su padre. Era todo en lo que podía pensar.

La pesadez. Mayra conocía el estrés. Lo había sentido, pero este período fue diferente. La incertidumbre fue abrumadora. ¿Que viene despues? ella pensaba a menudo. No se trataba solo de su carrera o de sus hijos. ¿Qué viene después para mí y José? ¿Por El Salvador? Si mi padre muere, ¿venderemos la tierra?

Desde la llamada, Mayra sintió que todo lo que había conocido estaba en un terreno inestable. Incertidumbre.

En esta situación, es común evadir tus propios sentimientos físicos y emocionales. Confrontar estos cambios indeseados requiere un esfuerzo titánico en un momento en el que no tenemos ni el espacio ni la seguridad para emprender dicho esfuerzo. 

Confrontar los resultados del estrés puede ocasionar más estrés. Puede que parte de ti prefiera mantenerse oculta, escondiendo todos los sentimientos para así evitar sentir el dolor.

Como hemos visto, el estrés puede empujarnos hasta el punto de más no poder, en el que lidiar con los problemas puede parece imposible. Por supuesto, los humanos tenemos mecanismos innatos que nos ayudan a lidiar con cantidades impresionantes de estrés, pero nos dedicaremos a este tema más adelante.

 

Hay momentos en los que el estrés no es gradual. Hay momentos en que ocurren eventos tan abrumadores, cuando un terror inimaginable aparece sin previo aviso. Estos momentos son una categoría única de estrés que se llama trauma. Y estos eventos pueden, de hecho, abrumar nuestra capacidad para enfrentarlo, al menos a corto plazo.